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Tras las huellas del Golem

11 marzo 2010

Hoy toca una de leyendas. Hablamos del Golem. Hablamos de la criatura más enigmática que habita en las calles de Praga, su mítico origen y su vuelta a la tierra en las circunstancias más dramáticas.

Pero antes nos situamos en una fecha. Es la última aparición de la que se guarda memoria. En Praga algunas leyendas se toman bastante en serio, y esta es una de ellas. Los abuelos del barrio judio pueden sentir un punto de orgullo recordándolo. La fecha no es la de un cuento de la Edad media. Es mucho más reciente. Ocurre en 1942.

II Guerra Mundial. Ocupación alemana de Checoslovaquia. La Wehrmacht, el ejército de Hitler, avanza por las tierras de Bohemia como un cuchillo atravesando la mantequilla. La comunidad judia va a pasar enormes padecimientos. En 7 años, entre 1938 (año de la anexión de los sudetes) y 1945 (tras la salida de los últimos alemanes), desaparecen tres cuartas partes de la población judia de Praga. Muchos, asesinados. La mayoría, enviados a campos de concentración. Los menos -los más afortunados – pudieron huir al exilio. Las tropas nazis toman sin dificultades la capital checoslovaca.

Sin embargo, aquí aparece el mito. En Josefov, en medio del gueto judio. Aquí los soldados alemanes encuentran una resistencia inesperada.

En estas calles del viejo gueto judio habita una criatura que no es humana. Una criatura nacida del barro y de los conjuros pronunciados siglos por la boca de un anciano rabino. Una criatura sin alma, sin cerebro, pero puesta sobre la tierra con un único fin: proteger al pueblo judio de los ataques de sus enemigos.

Según las crónicas, los restos del Golem descansan escondidos en la azotea de la Staronova sinagoga (la sinagoga Vieja-Nueva, la más antigua de Bohemia, la segunda más antigua de Europa central). El espíritu del Golem había permanecido inactivo cientos de años. Pero en la II Guerra mundial se cuenta que volvió a la vida. No podía continuar inerte

Es el año 1942. Hay registro documental de lo ocurrido. Dos soldados alemanes – dos altos cargos de las SS- suben a inspeccionar la azotea donde según la leyenda, el rabino Löw escondió los restos del Golem. Consta la hora en la que entraron. Se les vio subir. Nunca más, sin embargo, se les vio regresar.

Las autoridades alemanas fueron avisadas. Por lo que pudiera pasar (o al menos, para no alimentar rumores) el delegado de Hitler en Bohemia, Reinhard Heydrich, toma una decisión drástica: sellar el desván, la parte superior de la Sinagoga.

Jamás sabremos si allí se escondían miembros de la resistencia anti-nazi o un formidable monstruo de piedra y arcilla. Todavía hoy ese desván permanece cerrado. Nadie ha vuelto a entrar. Sintiéndolo mucho, para los turistas la habitación del Golem no está disponible.

La corte del rey chiflado

El Golem es una de las criaturas más conocidas de la mitología hebrea y también uno de los muchos emblemas del merchandising de Praga que pueden encontrarse en las tiendas de recuerdo. Aquí es fácil encontrar gorras del Golem, postales del Golem, llaveros del Golem y hasta peluches para niños con la forma del Golem. El Golem es algo tan propio de Praga como el medio litro de cerveza a un euro, los camareros hoscos o el imán que tienen los checos para ser invadidos por cualquier ejército con suficiente tiempo libre.

Nació aquí. En la segunda mitad del siglo XVI. Como otras muchas cosas esotéricas, tuvo que pasar durante el reinado de Rodolfo II,el rey más interesante que han tenido los checos, un monarca al que los asuntos de Estado le aburrían bastante, que andaba obsesinado por la magia negra y que decidió fundirse (literalmente) el oro de la corona en traerse a la capital a todos los alquimistas, magos, astrólogos y brujas que deambulasen por Europa.

Debieron ser tiempos dignos de verse. Los bichos raros eran subvencionados.  Praga pasó a ser la capital mundial del friquismo. La casa de Rodolfo II parecía más un circo que la corte principal del Sacro Imperio Romano Germánico.

Es en esa misma época cuando, en el barrio judio, el rabino Löw, el sacerdote supremo de la comunidad hebrea, da con la fórmula de crear vida a partir de la materia inerte. Una noche se acerca al rio Moldava, toma arcilla, dibuja una estrella de David y a partir del barro forma una figura de forma humana. A continuación le dibuja en la frente una palabra hebrea («Emet», verdad en hebreo). También le introduce en la boca una tabla con palabras de la Torá. En ese momento cobra vida. El Golem empieza a moverse

Jugando a ser Dios.

En principio el Golem fue bastante práctico. Cumplia cualquier orden. Era mejor que cualquier criado. Hoy le podríamos pedir que nos hiciera los deberes, o que bajase la basura por la noche. Entonces trabajaba ayudando a los judios en sus labores cotidianas de sol a sol. Aunque había que tener cuidado. Un Golem carece de cerebro. Las órdenes deben ser literales y precisas. Se cuenta que una mujer una vez le mandó tomar un cubo e ir a por agua, y cuando regresó a casa se la encontró totalmente inundada porque se le olvidó indicar cuánta agua quería. El Golem, como digo, tenía estos descuidos, pero por lo general era amable con los suyos.

Otras veces no era amable en absoluto. Las tareas domésticas eran un aspecto secundario. El rabino Löw lo había creado con una función: proteger a su pueblo. Los judios permanecían entonces encerrados en el Gueto, apartados del resto de la ciudad, y por si fuera poco cada cierto tiempo se producían ataques antisemitas, en los que de madrugada se encontraban con bolas de fuego cayendo sobre sus casas. Desde que contrataron al Golem como empresa de vigilancia los racistas dejaron de fastidiar por un buen tiempo.

¿Qué pasó al final con el Golem? Como pasa en Frankenstein (un mito que guarda más de un punto en común con esta historia), jugar a ser Dios acaba siendo un mal negocio. Al crear su criatura a partir del barro, el rabino Löw había repetido los pasos realizados por Dios al crear a Adán. Pero el Golem acabaría escapando de su control.

El Golem debía dormir cada sabbath (el día sagrado de los judios). Pero un sábado la hija del rabino se puso gravemente enferma. El bueno de Löw olvida retirar de la boca de su criatura las tablas con las letras de la Torá. Un descuido leve, pero fatídico. El Golem enloquece y no atiende a órdenes. Se escapa de casa y arrasa todo cuanto encuentra a su paso. En su locura, derriba varias casas y acaba con la vida de varios judios. El protector se ha convertido en un asesino incontrolable.

Volverá

Alertados, los judios se reúnen con el rabino Löw. Le piden que acabe con la criatura. El Golem no es una bendición, es una amenaza.El rabbi se muestra de acuerdo. Y así, apenado, se acerca hasta su criatura. Al ver a su padre, el Golem se tranquiliza. Entonces Löw le borra una letra de su frente. En lugar de Emet (verdad), la palabra que queda es Met (muerte). El Golem pasa a ser de nuevo únicamente una figura de barro. Y en ese estado, el rabino Löw lo desmonta y lo sube a lo alto de la sinagoga.

Aquí, en la planta alta de la sinagoga de Staronova, el Golem ha permanecido desde entonces. . En algunas versiones se dice que despierta una noche cada 33 años. Otras fuentes aseguran que nunca murió del todo, y que, como ocurrió con los soldados alemanes, la cólera del Golem volverá si el pueblo elegido se ve nuevamente amenazado.

Conviene, por tanto, tener cuidado. Si se atraviesa por el barrio judio, más vale medir las palabras. Pasar por delante de esta sinagoga y hacer un chiste malo sobre judios podría tener consecuencias bastante funestas.

Información adicional:

– Un mito rentable: La Sinagoga Vieja-nueva es la única que no entra en la entrada conjunta del barrio judio. Para visitarla hay que pagar un plus especial. La habitación sellada donde se dice que habita el Golem es la atracción principal. Nunca se abrirá porque supone un negocio redondo. Una habitación vacía no tendría el menor interés. Una puerta cerrada con un monstruo al otro lado es demasiado bueno como para echarlo a perder por una tontería como la curiosidad.

– ‘No me seas Golem’. En Yidis, la palabra Golem se ha seguido utilizando como sinónimo de escaso de cerebro o poco habilidoso, también para referirse a alguien manipulable por terceros.

– Referencias en la cultura pop. En un episodio de Halloween, Bart Simpson da vida al Golem y le obliga a seguir sus horribles órdenes. En Las aventuras del joven Lovecraft, el protagonista crea a un Golem para que le haga los deberes, pero no consigue entenderse bien con él.

Para seguir buscando:

El Golem, poema de Jorge Luis Borges.

– Radio Praga: Leyendas del Rabino Löw y el Golem

– Inevitable: wikipedia en castellano (aquí) y en inglés (acá).

– Video: Documental sobre El Golem en Misterios y leyendas.

Corto de Animación, realizado por alumnos de la Universidad  Anhembi Morumbi de Brasil.

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¿Conocías la historia del Golem? ¿Que te ha parecido? ¿Crees que le falta o le sobra algo? ¿Conoces otras leyendas? ¿Qué historias de Praga te gustaría leer proximamente? Este blog vive gracias a la comunicación con sus lectores. Si has encontrado este artículo interesante o crees que le falta algo puedes comentarlo aquí debajo o bien enviando un correo a miguel_lucas01 (arroba) hotmail.com.

Praga y sus historias esperan sus comentarios.

De Stalin a Michael Jackson

3 febrero 2010

Continuamos para bingo. Hoy hablamos de dictadores y de estatuas. Y de cómo en media europa la moda de levantar efigies gigantescas al tirano de turno no llegó a desaparecer del todo.

En República checa, el pulso de la historia y de la política lo marca un gigantesco metrónomo situado en el Parque de Letna, en el centro de Praga. ¿Por qué un metrónomo inmenso?. Por lo visto, en una de sus visitas Mozart se asomó al rio Moldava desde esta parte de la ciudad y exclamó: «!Me gusta esta ciudad, tiene ritmo!«. Sin embargo, el metrónomo se construyó para borrar el recuerdo de uno de los monumentos más delirantes y con la historia más penosa de la extinta checoslovaquia: la mayor estatua de Stalin jamás levantada.


Tardaron casi seis años en construirla y sólo se mantuvo siete en pie. No contó con una historia afortunada.

Chasco número uno: Se levantó en 1955. No había pasado un año cuando, en 1956, Nikita Kruschev decretaba el fin del culto a Stalin y la retirada de sus figuras de la Europa comunista. Con 15 metros de alto y 22 de largo, el monumento parecía exactamente el reflejo de aquello que se quería evitar.

Chasco número dos: El monumento a Stalin, de todas formas, nunca tuvo demasiada aceptación. En lugar de veneración fue también objeto de burla. En él aparece el Secretario General del PCUS seguido de una serie de figuras alegóricas: obreros, campesinos, soldados. Los checos lo rebautizaron con un nombre más irreverente: la cola del pan.


La detonación del monumento fue aún más patética. Como otras muchas decisiones de la época, se realizó de noche y en secreto. Había que desmontarlo, pero de forma «respetuosa». No convenía que la población viera durante horas a gruas arreando golpes a un ex secretario general de la URSS. A falta de una opción mejor, se decidió por la dinamita. Una madrugada de 1962 la estructura saltó por los aires. Se cuenta que cayeron rocas sobre varias viviendas (lo que demuestra que, incluso muerto, Stalin todavía podía llevarse gente por delante).

Pero el plan no funcionó. O al menos, no del todo. A la mañana siguiente parte de la estatua se mantenía todavía en pie. La resistencia de Stalin por abandonar su pedestal, desde el que contemplaba toda Praga, dio lugar a bastantes bromas. Acabar con él exigió algunos días extra.

El pedestal se mantuvo. Nunca sabes para qué puede acabar sirviendo. En 1991, después de darle muchas vueltas al asunto, se decidió por el metrónomo. Pero la historia no acaba aquí. El culto a Stalin ha acabado siendo sustituido por el culto al pop. De forma simbólica, el proceso de conversión de la República checa al credo capitalista puede decirse que concluyó con éxito en 1996. Ese año, con motivo del concierto que Michael Jackson daría en Praga, se decidió usar el pedestal para levantar una estatua al rey del pop, una estrategia promocional durante los meses previos a su llegada.

La estatua, de 10 metros y medio de altura, volvió a fijar su vista sobre Praga como el nuevo culto a seguir. Permaneció en su lugar 90 días.

Retirar a Jackson, por suerte, dio lugar a bastantes menos problemas.

Seguiremos informando…

Más sobre esto mismo:

El día en que dinamitaron a Stalin. Reportaje del corresponsal de El País en la antigua Checoslovaquia en 1978.

Dónde Viajar: El Parque de Letna en Praga

La wikipedia (versión inglesa) cuenta algo más del monumento de Stalin en Praga.

El arte de arrojar por la ventana

2 febrero 2010

Los checos han realizado grandes aportaciones a la humanidad. Seguramente no lo sepa y no le haga falta saberlo, pero fue un checo, Otto Wichterle, quien inventó las lentes de contacto. La cerveza tipo Pilsen, el modelo más común en las marcas que se comercializan hoy en el mundo, es también un invento checo. Los alemanes no están del todo de acuerdo en este punto, pero eso se debe a cierta tendencia congénita de los teutones a robarles las ideas a sus vecinos y hacerlas pasar por suyas.

En el aspecto político, los checos dieron al diccionario una invención genuinamente propia: la defenestración. Por defenestrar se entiende apartar drásticamente a alguien de su puesto. Pero eso es ahora. Históricamente los checos han usado la palabra en su sentido literal. «De» (de, desde) y «fenestra» (ventana). Esto es: agarrar al enemigo o rival político por la espalda y después invitarle a hacer prácticas de vuelo desde varios pisos de altura. Un método fácil y rápido para deshacerse de competidores molestos.

Buena parte de los cambios políticos en Europa tienen que ver con una práctica que los checos, con el paso del tiempo, fueron perfeccionando. El número total no está claro. (¿Fueron dos o fueron tres? La historia y las afinidades políticas llevan a dar una respuesta u otra). Los defenostrólogos en cualquier caso sostienen que hubo tres defenestraciones de Praga. La última, ocurrida en 1948, no se certificó hasta el año 2002.

Vayamos por partes. La primera defenestración de Praga ocurrió en 1419. Corrían años locos. Jan Hus, un clérigo reformista, había ardido en la hoguera cuatro años antes. Pero sus ideas no se habían apagado. Jan Hus había decidido adelantarse en un siglo a Martín Lutero y poner en marcha un movimiento protestante frente a la iglesia católica. (El protestantismo, como la cerveza fermentada o las lentillas, apareció primero en tierras checas, hasta que los alemanes se llevaron luego el mérito).

Hus cumplió todos los requisitos de la época que le llevaban a uno a acabar asado. Criticó la corrupción moral de la Iglesia, sus abusos y la riqueza obscena que se acumulaba en el Vaticano. Sugirió, tras leer el Evangelio, que los sacerdotes fueran pobres. Y condenó la venta de indulgencias (ese peculiar contrato tan en boga en el siglo XV que aseguraba directamente el cielo a cambio de una generosa contribución económica a Roma).

Ni al Papa Alejandro V ni al entonces rey Segismundo de Hungria les interesó la propuesta. Hus fue condenado en 1415. En venganza, sus fans, los husitas, iniciaron una revuelta contra la iglesia. Cuatro años después, en julio de 1419, una turba de husitas entraron en el ayuntamiento de Praga, agarraron a 14 miembros del consejo de la ciudad y los invitaron a saltar por la ventana de la Torre del Ayuntamiento. Más de 70 metros de caída libre. La defenestración fue, además, una acción propagandística. El golpe dejó claro quién mandaba.

Las dos primeras defenestraciones causaron el estallido de sendas guerras. En el primer caso, echar por la ventana a los miembros del consejo municipal dio lugar a las guerras Husitas, que se alargaron durante los 20 años siguientes, hasta 1436. La segunda defenestración, dos siglos más tarde, estuvo en el origen de la famosa guerra de los 30 años.

Estamos en el año 1618. Fernando II, rey de Austria y católico ferviente es es el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. La aristocracia bohemia (bohemia en términos geográficos, al norte de Chequia, no porque fueran disolutos y artísticos) no acaba de simpatizar con el monarca. Los checos son protestantes y contestatarios, y tampoco les ilusiona el control de Viena. Y para hacerlo saber no se contentan con escribir una carta. De modo que el 23 de mayo de 1618 recurren a un método familiar. Varios nobles toman por sus trajes a dos gobernadores imperiales y a un escriba y los arrojan a la calle desde las ventanas del Castillo de Praga.

La defenestración, ya de por sí humillante, en este caso lo es más: según la leyenda, los defenestrados van a caer sobre un montón de estiercol. Consecuencia: el Emperador no se lo toma demasiado bien. El imperio habsburgo manda sus tropas contra los rebeldes. Por razones no demasiado claras, el conflicto religioso se transforma en un conflicto político. Y por lo turbulento de la época, al jaleo se suman casi todas las naciones de Europa. Será la guerra más devastadora del continente hasta llegar al siglo XX.

La tercera defenestración es la más misteriosa, la más polémica. También es mi preferida. Ocurre en 1948 y de algún modo lleva al establecimiento del Estado comunista en Checoslovaquia. El 10 de marzo de 1948, el Ministro de Asuntos Exteriores, Jan Masaryk, aparece muerto en pijama bajo la ventana del cuarto de baño de su ministerio. Una muerte muy oportuna para algunos. Dos semanas antes los comunistas han tomado el control el gobierno. Masaryk, se trataba del único ministro no-socialista en el gobierno de Klement Gottwald y un político enormemente popular. Hijo del primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrige Masaryk, Jan Masaryk había sido durante la invasión nazi miembro del gobierno checoslovaco en el exilio, con sede en Londres. Durante la II Guerra mundial, desde la BBC se dirigía a la población dando ánimos contra los nazis.

Masaryk era considerado un héroe y podía aspirar a la presidencia. No compartía la línea de Moscú. Aspiraba a una buena relación con la Unión Soviética, pero tampoco renunciaba a que la República checoslovaca entrase en el plan Marshall. Curiosamente, un día aparece muerto. La investigación se cierra pronto. Para la StB (la Seguridad del Estado, la policía secreta checoslovaca) no hay muchas dudas: se trata de un caso claro de suicidio.

Y llegamos a 2002. 54 más tarde se reabre el caso. En un nuevo examen pericial, el estudio de criminología concluye que el antiguo ministro no pudo suicidarse. La posición del cuerpo indica que trató de amortiguar la caída. Pero hay otra razón principal: la distancia entre la ventana desde la que cae y el lugar donde se encontró su cuerpo. El ministro (61 años, más bien fondón) no pudo saltar 2,2 metros, ni el viento le pudo llevar hasta allí.

Queda la duda de si la tercera defenestración tiene una denominación de origen 100% checa o hubo intervención extranjera. Los archivos de la policía secreta checoslovaca han sido desclasificados sin que aparezca información sobre el asesinato de Masaryk. Los expertos apuntan a una más que probable mano rusa. En este asunto, los archivos de la KGB no han visto la luz.

Así se hace la política en esta parte del mundo. En el siglo XV, en el XVI y en el XX, un empujón a tiempo ha llevado a acelerar de golpe la historia. Un consejo para los políticos europeos: dado el escepticismo reinante entre los checos hacia el Tratado de Lisboa, me abstendría mucho de comentar las virtudes de la Unión Europea cerca de una ventana con buenas vistas.

Más sobre esto mismo:

Inevitable, la Wikipedia resume esto en menos espacio y con más datos: Las defenestraciones de Praga.

Un perfil sobre Jan Hus. En Radio Praga.

La Guerra de los 30 años, contada por los checos. Aún insisten en que el rey Fernando no respetó los acuerdos.

La noticia en Radio Praga, publicada a los 54 años: Jan Masaryk fue asesinado.